Esta entrevista presenta un cuadro casi visual de lo que es el típico campesino andaluz. Es un alegato, una alegoría y a la vez una estampa muy representativa de lo que es un hombre recio, honesto y trabajador, un hombre del, en, y hecho para el campo, con toda su crudeza y trabajos duros y a la vez poco remunerados. Pero un hombre que a la vez está orgulloso de sus raíces, de la vida que ha llevado y que aún sigue llevando porque está en activo, y que no renuncia por nada a sus orígenes y modo de vida.
Es un caso raro, por poco común, pero a la vez admirable de un hombre que se rebela a no seguir otra vía que no sea su vida campesina, que no tiene ni móvil y que se traslada de un lugar a otro a lomos de su burro, encarnando , de manera casi solemne, el espíritu de esta Andalucía nuestra, tan lastimada por tantos a lo largo de la Historia, pero que conserva su espíritu enhiesto y orgulloso con toda la fuerza de sus tórridos campos en verano , fuerza y vigor que tenemos todos los que hemos tenido la suerte y el privilegio de nacer en esta bendita tierra.


1— Pedro, cuando quieras puedes empezar a contarme de tu vida lo que creas que puedes y quieras que sepan los lectores. Sé de ti que eres un hombre de palabra, bondadoso, generoso, humilde, muy trabajador y hospitalario.

Isabel me vas a sacar los colores, yo no soy tanto como tú me dices, pero bueno, me gusta que me diga esto una mujer como tú porque te aprecio mucho, también te conozco y sé que por tu parte no son cumplidos. Gracias.
Parece difícil que una persona pueda recordar algo de cuando tenía tres años y medio, sin embargo yo lo recuerdo estupendamente. A mí mi madre me amamantó hasta que tenía esa edad. Ella venía de trabajar de “La Golondrina”. Yo la estaba esperando y le decía: “- Mámateta”.
Mi madre soltaba el hato, se sentaba, sacaba su pecho y yo de pie a su lado me ponía a mamar. Estaba ciego con la teta, mi madre no sabía qué hacer para destetarme. Al quedar ella de nuevo embarazada me separaron de ella para
Entrevistado por un canal de TV en la conmemoración del “Día de la Colonización de los Colonos”
que yo dejara de mamar porque ya no era bueno ni para ella ni para mí porque la leche se volvía “gatuna”.
2— ¿Adónde fuiste?
A un cortijo.
3— Así gozas de la fortaleza y buena salud que tienes.
No me puedo quejar.
4— ¿Recuerdas a tus abuelos?
Perfectamente. Mis abuelos fueron de los primeros colonizadores de Guadalén. Pasábamos temporadas en Guadalén y en El Porrosillo. Dependiendo de la recolección de cosecha que se estuviera efectuando.
5— ¿Cómo os trasladabais de un lugar a otro?
Siempre con los mulos, y por los caminos más cortos. Como el camino se hacía largo descansábamos de vez en cuando. Al llegar nos daba mucha alegría porque nos esperaban todos mis primos y el resto de la familia. Sentíamos mucho gozo porque pronto daría comienzo la recolección que por aquellas fechas fuera pertinente. No solo veníamos nosotros, sino que teníamos que traer a los animales que teníamos. Los becerros venían andando pero los cerdos y gallinas los traíamos en carros.
Tras la separación de mis padres nos fuimos a vivir con mi madre al monte, a los cortijos. Siempre podíamos contar con mis abuelos si algo nos hacía falta. Yo dormía muchas noches con mi abuela y ella me contaba muchas historias, tenía mucha confianza conmigo.
6— ¿Cuántos hermanos sois?
Seis, vivimos todos gracias a Dios.
7— ¿Fuiste a la escuela?
Muy poco, tres años y faltando mucho, solo hice hasta tercero de primaria, ¿no ves que tenía que cuidar de mis hermanos cuando se iba mi madre?
8—- ¿Cuántos años llevas viviendo El Porrosillo?
Llegué con siete años y tengo cuarenta y ocho, pues cuarenta y uno años hará ya mismo.
9— ¿Cuándo naciste?
El 1 de Enero de 1970. Hay un dicho que reza así: “Sinaces en Enero prepara el granero para llenarlo y después vaciarlo”.
10— Ja,ja,ja…aparentas ser más joven.
No será porque no trabajo, pero mi madre siempre me dijo que me protegiera del sol con un buen sombrero de paja. Como buen hijo, siempre la obedecí, y me compraba los sombreros más grandes que encontraba para que no me diera el sol en la cabeza, también llevaba las mangas largas y pantalones largos. No tenía cremas como las que venden ahora para ponerme, bueno ahora tampoco las uso, yo sigo con mis antiguas costumbres.
10-2— ¿Naciste en El Porrosillo?
Sí, en la casa de mi abuela paterna. En el momento de mi nacimiento había otra mujer de parto y la partera que ayudó a mi madre tenía prisa porque quería atenderlas a las dos. Nací en una noche muy lluviosa, por eso siempre que llueve me mojo, no sé cómo me las apaño, pero no hay lluvia que no me cale. Me ataron la tripa con hilo de las morcillas, pero tengo un ombligo perfecto.
11— Pedro eres una persona especial.
Ja,ja,ja,…eso le dijeron a mi madre cuando nací, que sería especial, pero no sé qué decirte porque a mí me dan palos por “tos laos”, a lo mejor es que me hacían falta. Que cuando me entierren lo hagan en la puerta del cementerio para que todo el que entre me pise.
12— ¿Qué trabajos has realizado a lo largo de tu vida?
Mira, he recogido algodón, aceituna, uva, berenjena, espárragos, alcaparra, alcaparrones, altramuces, he hecho cisco y carbón, busco hongos, en el trigo, en la cebada, en la paja, he trillado…he hecho de todo Isabel. Del campo he tocado y toco todas las cuerdas de la guitarra. Hasta sétrabajar un poco el esparto, para hacer sogas. También he recogido ajos.
13— ¿Hiciste la Primera Comunión?
Sí, con ropa prestada porque mi madre no tenía dinero para comprármela,
14— ¿A qué edad comenzaste a trabajar con salario?
Con siete años iba a tajos chicos con mi madre a rebuscar aceituna. Dependiendo de los kilos que cogiera así le pagaban a mi madre. A los once años ya comencé ganando el jornal que cobraban los chiquillos, lógicamente no era como el de las personas mayores, pero a mi madre le venía muy bien para mi casa, porque éramos siete para comer.
No recuerdo bien pero creo que uno de mis hermanos comenzó a trabajar en la aceituna, con salario a los siete años. Le hicieron una almohada para las rodillas con objeto de que no se le quedaran heladas pues estaba en la criba y tenía que estar de rodillas. Se portaban muy bien con él hasta encendían lumbre para que se pudiera calentar las manos, mi hermano no quería ir a calentarse para que mi madre no le regañara, le decía que tenía que cumplir. Pero a veces lo hacía porque era muy chico y tenía las manos congeladas. Mi madre, en agradecimiento a los detalles que el Sr. Emiliano y su mujer tenían con ellos, les solía regalar un pavo para Navidad o algunos botes de las conservas que ella hacía en casa.
15— Hablas con mucha humildad y aceptación de tu vida.

No creas, soy muy rencoroso.
16— Rencoroso, ¿tú?
Mucho, quiero levantar el brazo pero no puedo. Una mujer me dijo una vez que saber perdonar es muy bonito pero no hay que olvidar.
17— Pedro, perdona que discrepe en esto contigo. Perdonar es muy hermoso. Dios nos dejó dos mensajes muy importantes: uno fue el del perdón y otro el del amor. Cuando tú perdonas tienes que intentar suavizar esa herida, siempre te quedará la cicatriz pero nunca te dolerá como al principio.
Cuando perdonamos nos sentimos mejor con nosotros mismos, es como si nos perdonamos a nosotros también, y eso nos da paz. No te recrees en el daño que te hicieron, déjalo en el pasado, recuerda lo bueno y bonito que tienes que también es mucho. Hurgar en las heridas solo nos hace sufrir más. Déjalas que cicatricen.
Me gustaría tomar este consejo pero me cuesta, llevas razón, pero hay muchos “lobos malos”, que me lo recuerdan con frecuencia.
17 A— ¿Quiénes son los “lobos malos”?
Yo sé lo que quiero decir, una vez vi una película con ese título y la gente que me hace daño son como los actores de la película: “lobos malos”.
18— Tu trabajo es duro, ¿verdad?
En su casa, aún inacabada
Hemos tenido unos años con una crisis de la que todo el mundo hablaba, sin embargo en mi trabajo hay muchas crisis, todo depende de la naturaleza no de la mano del hombre. Si las lluvias no caen a tiempo y las temperaturas no son favorables se produce una crisis o cuando no hay cosecha de aceituna, de vendimia, de lo que sea… y como nunca llueve a gusto de todos, cuando el tiempo viene bien para una cosecha no lo es tan buena para otra, eso sin contar que cuando alguna viene perfecta no se presente una tormenta y lo eche todo a perder, entonces sí que sufro.
19— ¿Cuándo te independizas?
Al casarme, pero nunca he dejado de estar cerca de mi familia. Durante un año viví en Arquillos de alquiler, ese mismo tiempo estuve construyendo mi casa en El Porrosillo.
20—Entonces ya te iban las cosas mejor ¿no?
No creas, pasé muchas fatigas. Pero di con buena gente. Los materiales de mi casa se los compré a Ramona. La mujer me dio facilidades de pago, es decir que todo lo saqué fiado para pagarlo como y cuando pudiera. Siempre le estaré agradecido.

Con los albañiles tres cuartos de lo mismo. Por entonces ellos estaban parados y me dijeron que trabajarían conmigo y cuando tuviera dinero que les pagara porque como de todas formas no tenían trabajo… en fin, fueronbuenos , y cuanto pudieron trabajar conmigo lo hicieron, y yo con ellos. Gracias a Ramona, Francisco Pacheco y Joaquín Vidal no tuve que sacar préstamo bancario, todo fue ayuda personal. También le quedé muy agradecido a Isidro Poyato administrativo de “Sevillana” porque, gracias a su interés y amabilidad, me agilizómuchísimo la documentación para el enganche de la luz eléctrica. Tardé seis años en pagarles a todos. Confiaron mucho en mí. Mi casa nos permite estar toda familia junta porque tengo habitacionesgrandes y un buen salón. Bueno, casi por poco no llego a estrenar mi casa.
21— ¿Por qué dices eso, qué pasó?
La mudanza la hicimos con el camión de Pinilla. En el camión también iba mi mujer que por entonces tenía diecisiete años y mi nena que tenía casi un año. Yo como estaba deseando llevarlo todo a la casa nueva y dormir aquella noche en ella, me fui en la moto, pero no creas que iba solo yo subido sino que me llevé cargada una maceta de aspidistra bien hermosa, el recogedor de la basura y el cepillo. Por una de las curvas de la carretera me caí de la moto y casi me mato. Vaya mudanza tuvimos.
22— Pero tú vivito y coleando…ja,ja,ja.
Eso siempre. A los dos años nació mi Inmaculada. Ya éramos cuatro en la casa. Mi mujer, mi Ana María, mi Inmaculada y yo. Pero ea, vino otra sequía, otra crisis, así que nos pusimos a vender la leche que sacaba de mis animales y con eso íbamos tirando. El Alcalde, Paco Bayona, me ofreció ir a uno de los “apriscos” de las dehesas del pueblo para
En traje de faena, con sus aperos de trabajo.
hacer cisco con la parte del monte que había cortada. Este alcalde también se portó muy bien conmigo.
23- ¿Os fuisteis?
Claro que sí, no había más remedio. Aparejé la borrica de mi madre que era bastante vieja y la yegua, monté a la familia en ellos y nos fuimos para el monte. Mi mujer conocía las bestias pero nunca había ido con ellas a ninguna parte. Este fue su primer viaje en burro, el viaje duró una hora. El “aprisco” no tenía llave, se quedaba abierto, lo blanqueamos y adecentamos muy bien y nos quedamos allí. Hicimos el cisco, y vendíamos los sacos a trescientas pesetas, más barato que nadie porque yo tenía que vender para pagar la deuda de mi casa y pagar también el sello agrícola de mi mujer.
24— Pedro, estas vivencias tuyas parece que son de hace mucho tiempo, sin embargo no hace tantos años que transcurrieron. ¿Cuántos pueden ser?
Unos veintidós años. El agua la cogíamos del “Esparragal”, tardábamos dos horas de camino para llegar con las bestias, se cargaban seis o siete garrafas en cada una y con ese agua íbamos apagando el fuego para que quedara el cisco. No te lo pierdas Isabel, había que procurar que el cisco estuviera bien apagado y fuera bueno porque de lo contrario venderíamos los primeros sacos pero la gente no seguiría comprándome. Siempre me ha gustado hacer las cosas bien.
24— Cuéntame alguna cosilla graciosa, que estás muy serio.
Pues mira, recuerdo que cambié una cabra por la puerta de la calle, ja,ja,ja… ah, y otra cosa, mira, mis sobrinos se vinieron con nosotros para ayudarme a hacer el cisco. A ellos les daba miedo dormir solos porque oían los cencerros por la noche. Así que me los traje a dormir a la habitación en la que dormíamos mi mujer y yo. Mi mujer,que es fumadora, compraba tabaco pero mis sobrinos, que también fumaban pero ellos no tenían dinero para comprar, se lo quitaban a mi mujer por la noche.
Mi mujer me decía “cuche usted”, que no podía fumar porque le quitaban el tabaco y ellos me decían que no le habían quitado ni uno solo cigarro. ¿A ver qué hacía yo?si enfadaba a mi mujer malo y si enfadaba a mis sobrinos peor porque se irían, así que les decía:”- A mí me dejáis en paz porque yo no fumo. Con el tabaco apañaos como podáis”.
Siempre he tratado de poner paz en los conflictos, ja,ja,ja…
(Reímos los dos)
25— ¿Tú no fumas, Pedro?
No tengo vicio, me quito y me echo… ja,ja,ja…
26— Lo que está claro es que a ti los animales te gustan mucho. Recuerdo cuando celebramos el 250 aniversario del Fuero de Pablo de Olavide. Fuiste un colaborador excelente en todas las actividades que realizamos, la Casa de los Colonos quedó preciosa. Formamos un buen grupo, tú te desviviste porque todo saliera y bien, hubo aperos de todos los trabajos de la época, el mobiliario de la casa fue maravilloso. Además el detalle que tuviste en llevar las gallinas y hacerles un nido para los huevos. Lo de las gallinas fue un éxito. Por eso te digo que te gustan los animales. Por cierto, que ibas muy guapo vestido de colono.
Desde luego que los animales me gustan mucho, peromucho. De chico me hacía mucha ilusión poder ver los animales que tenían los Manrique en el molino viejo, bueno “El Molino del Rey” está mejor dicho, lo que pasa es que yo digo lo otro. Quería ver las vacas, los becerros, las burras, los cerdos y las gallinas, pero nunca me fue posible. Con habérselo dicho a tu suegro habría entrado con él, pero como soy tan tímido no lo hice nunca. Es que tenían unos perros muy grandes y me asustaban. Sin embargo, ahora fíjate, hasta tengo una llave de allí. Un día se me saltaron las lágrimas estando dentro al pensar:
”- Mira si Dios es grande que de chico no me atrevía a entrar y ahora tengo llave para entrar y salir y cuando quiera”.
Cuando vengo a Arquillos dejo mi burra allí.
26— Ahora ya no hay animales.
27— ¿Tienes carnet de conducir?
No lo tengo porque nunca he hecho el intento de poder tenerlo.
28— ¿Cómo viajas, cómo vienes de El Porrosillo aquí?
Hace años venía con una moto pero la cogieron mis hijos y la estrellaron, gracias que a ellos no les pasó nada. Mi mujer sí tiene el carnet y tenemos coche. Cuando puede me lleva a donde necesito ir, y si no puede voy en autobús, otras veces haciendo auto stop, siempre hay alguien que viene y va y aprovecho porque, por ejemplo, me sé las horas en que pasan los panaderos. Que nó, pues en la burra. Adonde tengo que llegar llego, puedo tardar más o menos pero llego. Mira hoy, para venir a tu casa iba a venir con el panadero y no ha podido ser porque iba acompañado y no quedaba asiento libre en su coche, pero me he esperado y con el primero que he visto pasar me he venido. No he llegado a tiempo a mi cita contigo, me he retrasado, pero te dije que venía y aquí estoy.
29— ¿Con quién te irás a tu casa cuando acabemos la entrevista?
No tengo ningún problema, yo echo a andar y con el primero que pase me voy. ¡Que nó, pues cuando llegue he llegado!
30— Ay, ay como eres, Pedro. ¿Tú crees que voy a dejar que hagas eso? No te preocupes que cuando terminemos de hablar te llevamos mi marido y yo.
Nooo, si yo no me preocupo porque estoy acostumbrado a eso. Quien no tiene que preocuparse eres tú. Yo me sé todos los caminos, los largos, los cortos, me puedo ir campo a través. Como ves, tengo recursos.
30 A… ¿Llevarás comida y bebida cuando sales a trabajar, verdad?
Me llevo un trozo de pan porque los bocadillos no me gustan y un trozo de salchichón o lo que sea para ir cortándolo con mi navajilla y algo de postre, agua también por supuesto. Si me encuentro con alguien en el camino comparto lo que llevo. Recuerdo que un día no até bien la talega donde llevaba la comida y perdí el salchichón y la naranja. Menos mal que la navaja y el pan no los perdí. No sabes el coraje que me dió cuando al ir a comer vi que solo tenía pan, pero como la naturaleza nos da de todo, lo mojé en agua del arroyo para que estuviera más tierno y me lo comí.
Como seguía con hambre, me comí también unas bellotas que había en la dehesa dispersas bajo los chaparros. Yo decía para mis adentros:
”- ¡Mira que vas a pasar miserias!
Ese día del salchichón llovió me puse chorreando, pero Dios me ayudó. Hice veintitrés sacos de cisco yo solo. Se me hizo de noche y ni yo mismo sabía volver a mi casa por lo cansado y mojado que estaba. Mi mujer fue a buscarme toda nerviosa y preocupada. Al final ella recibió ayuda y fuimos a un cortijo, donde el casero y la mujer nos dieron cobijo. Mi mujer decía que cualquier día me pasaría algo y no me encontrarían.
30B— ¿Eso cuando sucedió?
Este año chiquilla, eso ha sido este año. ¿No te he dicho que he hecho de todo? Pues es que és verdad, es que me ha pasado de todo.
31— ¿A qué te dedicas ahora?
A buscar alcaparrones y alcaparrillas, se pagan muy mal, pagan muy barato el kilo pero es lo que el campo ofrece hasta que comience la vendimia. Salimos dos o tres de la casa y por lo menos entra algún dinero. En mi casa hay días con dinero y días que no hay ninguno, pero vamos saliendo “palante”. Nosotros vamos al campo, los buscamos y los vendemos en el mismo Porrosillo a la familia que los compra. Ellos los envían para Murcia.
32— ¿Tu mujer te apoya?
Mi mujer es extraordinaria. Me apoya en todo igual que yo a ella, es muy trabajadora. Mira dice un dicho: “Si en el trabajo te ves perdío tírate al cabrerío”.
33— Por favor explícame el dicho que yo no lo he pillado bien.
Pues mira de las cabras se obtienen muchos beneficios. La cabra siempre tiene donde morder en el monte. No hay preocuparse por ellas. Las dejas solas y sobreviven perfectamente. Te dan leche y carne, y estos dos alimentos se pueden transformar en otros muchos alimentos.
34— ¿Haces queso?
Mi mujer es quien los hace, los elabora con sal, sin sal, a fuego manso, a fuego vivo, cortados con vinagre, con alcauciles borriqueros del campo.
Este año no hemos hecho queso, pero el año pasado sí que hicimos bastantes. A mis hijas también les gustan los trabajos del campo.
34 B— ¿Tus hijas qué piensan de tu forma de trabajar?
Como se han criado en el campo pues también les gustan las labores agrícolas aunque ellas y mi hijo son más modernos y viven la vida de forma diferente.
35— Pedro se nota cuando hablas la nobleza que tienes.
A veces por ser así he confiado más de la cuenta y me han hecho daño. Cuando sufro por algo me da por reinar en ello y una vez estuve a punto de coger una depresión, pero tuve fuerzas y me dije que aquello me tenía que servir de escarmiento.
36— Muy bien Pedro, es fantástico lo que me dices sacar la positividad de los fracasos es muy importante para el crecimiento personal.
Isabel, también sufro porque cuando me siento herido creo que me vuelvo malo y yo no quiero responder con maldad, pero reino mucho en las cosas.
32— Buenísima historia la tuya contada y vivida parte de ella en el año 2018.
33 — Supongo que siempre llevarás el móvil con la batería bien cargada.
Yo no tengo móvil.
34— ¿Cómo? ¿Que tú no tienes móvil?, ¿Así vas tú por la vida?
Yo salgo a la aventura, Dios me ampara.
35— Si no lo veo no lo creo…ja,ja,ja,…
A veces lo que hago es ir dejando rastros por si tienen que buscarme. Fíjate como soy que cuando hace muy mal tiempo suelo dejar algo de ropa colgada en una rama que sea visible por si pasa alguien pueda cogerla para abrigarse.
36— Pedro, cómprate un móvil y llévalo contigo siempre, seguro que te alegrarás cuando lo tengas.
37— ¿Tienes huerto?
Tengo un huerto que me da tomates, pimientos, etc… todo ecológico.
38— ¿Tienes muchos amigos?
Suficientes para sentirme contento porque es gente buena. La experiencia de la vida es la que me ha enseñado todo lo que sé. Me casé siendo un chiquillo, tenía veintidós años y mi mujer diecisiete.
39— Ya mismo darán comienzo la fiesta local de El Porrosillo.
Este año, al igual que todos, serán unas fiestas preciosas en honor a nuestra Patrona La Inmaculada, Patrona de El Porrosillo y de Arquillos. Le tengo mucha fe a nuestra Virgen, todos los años voy descalzo en la procesión por una promesa que le hice, solo he faltado un año, fue cuando estuve en Zaragoza haciendo el servicio militar, porque yo lo que prometo lo cumplo.
En las fiestas hay encierros por las mañanas, toros por las tardes, verbena, y actos religiosos. La procesión es muy hermosa, emociona mucho. Tenemos un coro que canta como los ángeles.
40— Pedro, ¿haces conservas con lo que recoges del huerto?
Preparo berenjenas para todo el año, aceitunas, alcaparrones, altramuces, alcaparrilla, pisto… tengo una buena despensa por si acaso hay crisis.
41— Con todo esto que me cuentas ¿cómo te da tiempo para cuidar de tu padre porque sé que está enfermo y cuidas de él?
La familia es lo más importante del mundo y mi padre es mi padre, así que me voy a dormir con él. Unas noches duermo más y otras menos, pero pienso seguir cuidándolo mientras me necesite, mis hermanos también lo cuidan.
42— ¿Eres feliz, Pedro?
Mucho, si no tengo más tengo menos, pero como Dios siempre me alumbra no nos falta en mi casa lo necesario para vivir. Tenemos techo, comida, agua, luz, mis hijos y mi mujer gozan de buena salud ¿qué más le puedo pedir a Dios?
43— Eres hombre de buenos amigos, fiel y creyente de Dios, leal, generoso y humilde. Te gusta vivir y trabajar de la forma que lo haces porque eres un enamorado de la naturaleza, resumiendo, una persona con unos valores extraordinarios.
Pedro yo siempre te he admirado, y ahora que me has contado tu vida mi admiración ha crecido, nunca imaginé lo grande que eres.
Gracias por colaborar conmigo en este libro que también será tuyo