mayo 15, 2025

CAUTIVOS DEL PECADO

Nos escondemos

tras muros que crujen con cada suspiro,

un rincón prohibido donde el eco guarda secretos.

Las velas tiemblan,

bañando tu piel en cera líquida

dibujando sombras que despiertan mi hambre.

Me acerco,

rozo tu cuello,

y la urgencia nos despoja de vergüenzas:

mi lengua escribe su deseo en tu piel,

mis manos ya no preguntan, exigen.

Tu espalda contra la piedra fría,

mi boca deslizándose lenta,

bajando, marcándote, abriéndote.

Muerdes tus labios para no gritar,

pero el silencio es imposible

cuando mi lengua te bebe como vino dulce,

cuando mis dedos dibujan caminos

hasta hacerte temblar.

En este santuario clandestino,

te poseo sin tregua,

cruzando límites que juramos no tocar,

devorándonos, deshaciéndonos,

hasta que las velas lloran su última lágrima

y nosotros ardemos por siempre en su fuego.

Isabel Poyato

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *