mayo 4, 2025

ETERNIDAD COMPARTIDA

ETERNIDAD COMPARTIDA

Estrella en la noche callada,
canción temprana en mi amanecer,
Madre querida, luz inapagable,
mi corazón jamás te dejará de querer.

Abuela de besos, abuela de cuentos,
tejiendo amor en cada rincón.
Tus abrazos curaban las penas,
tus sonrisas perfumaban el sol
de tus dos Inmas, de Ángel, de Francisco Javier, y de todos los que fuimos tu amor.

Cada paso que doy en la vida
lleva tu abrazo bordado en mi piel,
y aunque moras en cielos sin tiempo,
aquí, en mi alma, te siento renacer.

Desde el cielo, sigues mi senda,
compañera silenciosa en mi caminar,
y sé, madre hermosa, que en cada latido, tu corazón y el mío se sienten palpitar.

En el susurro del viento te escucho,
en los rayos dorados descubro tu rostro,
en la paz apacible de cada tarde
siento tus manos que aún me acarician.

Fuiste voz sabia en cada murmullo,
leal como el río que no traiciona su cauce,
fiel como la luna que no abandona su cielo.

Eterna en mis recuerdos,
floreces viva en cada latido,
y aunque mis ojos ya no alcancen los tuyos,
sé que caminas siempre conmigo.

Tu hermosura no solo era tu imagen:
era luz mansa en tu mirar,
aura de bondad en manos abiertas,
ternura sagrada, imposible de olvidar.
Isabel Poyato.
4/5/25

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