Hoy decido mirarme con ojos de estrella,
no como espejo roto,
sino como cielo inmenso.
Hoy soy semilla, soy raíz,
soy fruto que madura en su tiempo,
sin prisas, sin culpas,
sin pedir permiso.
Hoy me abrazo entera,
sin remendar cicatrices,
sin esconder mis silencios,
sin temer mis alas.
Me quiero porque soy
mi hogar primero,
mi refugio sagrado,
mi promesa eterna.
Me elijo, me celebro,
me habito sin condiciones,
porque merezco ser
mi propio poema.
Isabel Poyato.