Es un defecto muy grave
de terribles consecuencias,
lo provoca la impaciencia
y hace que la persona estalle.
Antes de proseguir,
y explicar mi discurso,
les diré de que estoy hablando:
de eso que se llama impulso.
El impulso nos impide
aguantar lo que nos digan
antes de soltar la lengua
causando graves heridas.
Si nos tomáramos un tiempo
antes de sacar la espada
y liarnos a estocadas,
de pensar al menos algo
mantendríamos la calma.
Pero, que va, es imposible
seguir serena y controlada
cuando alguien nos ataca,
porque la fiera que llevamos dentro
queda suelta, desatada,
sin pensar las consecuencias,
y hala, a pegar dentelladas.
Después nos arrepentimos
sentimos meter la pata
pero no siempre se arregla
por muchas disculpas dadas
porque el daño ya está hecho
y la otra parte enfadada.
Comprendo que es muy difícil
porque a mi me pasa igual,
retener nuestros impulsos
y eso siempre acaba mal.
Yo no me siento capaz
de aprender como se hace
y mira que ya tengo edad.