Sin permiso se apoderó de mi pensamiento.
Sin darme cuenta invadió mi vida.
Con furia amé su cuerpo.
Desconcierto de besos y caricias
Convertidos en alborozados gemidos, hacían quemar nuestra sangre. ¡Las venas ardían!
Naufragamos en saliva
Y, ebrios de su sabor candente
Nuestra razón quedó perdida, en el olvido de la mente.
Caricias hermosas,
Intimidad desatada,
Júbilo y ovación
Por amarse como se amaban…
La vida sorpresas da,
al tiempo que desconcierta
en el templo del silencio…
Sin permiso se apoderó de su pensamiento.
Invadió su cuerpo…
Y juntos perdieron la razón en el olvido de sus mentes.