Soy feliz por ser mujer,
es más, pienso que es un privilegio.
pero no puedo evitar ni renunciar a mi orgullo,
ni expresar lo que siento.
Mis sentimientos de mujer
me hacen hablar así:
He albergado dos hijos en mis entrañas,
que con mucho dolor un día parí,
en compensación ellos me dan mucho cariño,
y hacen que yo me sienta muy feliz,
es el mayor y mejor regalo que de ellos puedo recibir.
Con los logros de ser madre, y también abuela,
he cumplido buena parte de la misión con la que Dios
me puso en el mundo, estoy segura de ello.
Me siento vital, luchadora.
En mi cuerpo bulle la energía.
y en mi mente las ideas,
de lo mucho que aún me gustaría hacer.
Quiero amar y sentirme amada,
quiero seguir oliendo el aroma de las flores de mi jardín,
ver el rocío sobre sus pétalos por las mañanas,
inundar mis ojos con sus colores.
Quiero servir a los demás,
seguir siendo útil a la sociedad.
Intento dejar buena huella cuando deje esta vida.
Y sí:
Afirmo, reafirmo y confirmo mi orgullo de ser mujer,
de ser esposa, madre, abuela y hermana
y de creer en Dios, ese que me dotó
de cuerpo de mujer y dejó inundado de amor mi corazón y mi alma.