agosto 2, 2022

MI VIEJA MUÑECA

Un día dejé de ser niña,

y aquella muñeca

de la que nunca me separaba,

que me acompañaba a todas partes,

y que dormía a mi lado,

que, abrazada a ella tantas cosas compartimos,

que conocía todas mis ilusiones y tristezas infantiles,

pues, era mi amiga, cómplice y confidente.

Un día al crecer yo, y hacerme mujer, la guardé en un baúl.

Aunque, vieja y estropeada

me dio lástima de tirarla.

¡Habíamos compartido tantos años juntas!

Y allí quedó mi compañera del alma,

dentro del baúl en un rincón del oscuro trastero.

Pasaron los años…

Muchos…

Muchos años pasaron.

Tuve amores, me casé,

Dios me concedió hijos y nietos.

Todos crecieron.

Y unos y otros, cada cual con sus circunstancias,

se fueron a recorrer sus caminos por la vida.

Arrugas que denunciaban la edad aparecieron en mi carnes.

Numerosos hilos plateados poblaron mi cabello.

Mis ojos perdieron el brillo y la vivacidad de la juventud.

Muchas primaveras, veranos, otoños e inviernos

me hicieron sufrir sus rigores o gozar sus bonanzas.

Y llegué a sentirme sola, sola conmigo misma.

Un día decidí hacer limpieza en el trastero.

Hacía años que no miraba el interior de algunas cajas,

Y vi como allí, en un oscuro rincón ,

un viejo baúl ocupaba un poco de espacio.

Quise mirar dentro para comprobar si podía deshacerme de él.

¿Para qué quería yo tener un baúl allí?

Lo abrí.

Aparte de unos vestidos , complementos y abalorios que no recordaba su existencia no pensé que hubiera algo más.

De pronto, al levantar un vestido ¡Apareció!

Mi vieja muñeca que me miraba con su ternura de siempre,

incluso me paeció intuir una leve sonrisa en su boca chiquita.

¡Habían pasado tantos años…!

Ella estaba igual que yo la dejé,

en cambio yo había envejecido.

Lágrimas incontenibles inundaron mis ojos,

y al poco estallé en un emocionante sollozo,

en el que se entremezclaban la tristeza y la alegría.

La cogí casi con devoción,

la apreté contra mi pecho.

la besé y la abracé con fuerza.

Con esa fuerza que se retiene la respiración,

Y que en un segundo se respira al unísono de amor…

¡Eran tantos recuerdos los que me venían a la cabeza!

Mi vieja muñeca estaba otra vez, allí, conmigo.

Y cerrando los ojos la mantuve abrazada contra mi pecho durante mucho rato…

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