julio 9, 2023

UNA MOSCA IMPERTINENTE


Una tarde de verano,

verano muy caluroso,

una mosca se posó 

en el dorso de mi mano.

No me molestó,

al principio pensé: “pronto se irá”,

más se encontraba a gusto,

porque mi piel le gustaba picar.

Y ya si que me enfadé,

y le solté un manotazo,

pero, más rápido levantó el vuelo,

y a mi brazo fue el tortazo.

Me sentí muy irritada,

y me dije para mí,

como vuelva a venir,

por Dios que lo va a sentir.

Más regresó el insecto,

esta vez se fue a la pierna

¡tortazo que me solté!

era una tortura eterna.

De darme manotazos

se me enrojeció la piel

en las piernas y en los brazos,

fue una tortura cruel.

Que si, que las moscas tienen vida,

y se deben respetar,

pero al ser tan pesadas

no hay por qué soportar.

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