EL verano se acaba,
comprendo que todo pasa
lo debemos aceptar,
nada permanece igual,
la vida sigue sin pausa.
Y nos llegará otro otoño
y tras de este el invierno,
hasta que se acabe el año
y nazca un nuevo retoño.
Más ello no exime que sienta
cierta tristeza en el alma,
al recordar con nostalgia
tardes de verano en calma.
Se acabaron las verbenas
y fiestas interminables,
días de piscina o playa,
diversión inagotable.
Es el verano quizás,
época especial del año
porque une a las familias
hoy al igual que antaño.
Más hay que tirar “palante”
que ya volverá otra vez,
y en el alma anidar
los momentos gratificantes.