Madres que hermosa eras…
Con tu rostro arrugado
lucías como una estrella.
Ahora, en el cielo te puedo ver.
Fuerte mujer,
con cabellos siempre teñidos,
ojos penetrantes,
música para el oído.
Madre, cuántos besos tus labios me dieron.
Me sabían dulces como la miel,
a fragancia de rosas,
suaves, como tu piel.
Que hermosa la mañana madre
cuando me venías a despertar,
eran tus linda palabras
las que entre sueños podía escuchar.
Sobre pétalos de orquídeas,
y acompañada por los Ángeles
en silencio, te marchaste.
Tus huellas infinitas… en mi dejaste.