En las aguas del río me encontré,
mientras pensaba en mi amor sin cesar,
las corrientes me llevaban con rapidez,
y mi corazón les seguía a la par.
El sol reflejaba su luz en el agua,
y mi mente se llenó de su imagen,
de su sonrisa, de su figura.
No podía evitar pensar en él,
y en mi corazón mi amor crecía por instantes.
Mis pies navegaban como si fueran un remo y un timón.
Mientras avanzaba, sentía su presencia,
como si estuviera a mi lado en esa ocasión.
Aunque las corrientes me arrastraban
mi amor cada vez era más profundo,
y yo seguía nadando, siempre con el mismo rumbo.
Las frias aguas me refrescaban,
y mi piel se renovaba con cada gota.
Seguí sumergida
hasta llegar a la orilla.
Allí, en la arena, escribí su nombre,
quedando en mi corazón grabado como una estela.
Los rayos del sol me envolvían
en cálido abrazo,
mientras, las hojas de los árboles
eran sopladas por el viento con delicadeza.
Mi mente seguía pensando en él,
en su sonrisa, en su gentileza.
La hierba acariciaba mis desnudos pies ,
mientras avanzaba hacia el horizonte.
El sol en lo alto me sonreía,
y yo le devolvía la sonrisa,
con las llamas de un corazón
que solo por él ardía con prisa.
En el río, bajo el sol,
en la orilla y caminando,
mi amor seguía creciendo,
y hasta el día en que se pare
por él seguirá latiendo.