En el jardín de la amistad florece una flor,
que con cada risa y abrazo se hace mayor.
A pesar de los desafíos que pudieron surgir,
nuestra amistad siempre logra resurgir.
Eres mi confidente, mi apoyo incondicional,
en ti encuentro consuelo y paz esencial.
Aunque a veces discutimos y nos distanciamos,
nuestra amistad es fuerte, no nos derrumbamos.
Porque lo importante no es nunca pelear,
sino saber perdonar y volver a abrazar.
Así que aquí estoy, con palabras de amor sincero,
agradeciendo a Dios por tenerte de nuevo.
Entre risas y abrazos, el perdón se hace presente,
y el lazo que nos une se vuelve aún más fuerte.
Las diferencias se desvanecen como la bruma al amanecer,
y en su lugar brota la complicidad y el querer.
Caminamos juntas de nuevo, con paso firme y seguro,
sabiendo que nuestra amistad es un tesoro puro.
Que este reencuentro sea el inicio de una nueva etapa,
donde la confianza y el cariño nunca se desgranan.
Porque en ti he encontrado una luz en la oscuridad,
una amiga verdadera, en quien siempre puedo confiar.