“Cenizas de ti”

Te creí raíz, y eras relámpago,

te llamé hermana, y fuiste puñal.

Tus ojos, espejos de falso milagro,

quebraron mi fe sin mirar atrás.

¿De qué sirvió el abrazo ofrecido,

las lágrimas, las noches compartidas,

si al primer soplo de frío y olvido,

vendiste mi alma por monedas vacías?

No dolió tu partida, dolió tu máscara,

el teatro cruel de un amor fingido.

Hoy tus promesas son polvo y zarza,

y de tu sombra, sólo he huido.

Te arranco del pecho, te niego en mis versos,

y si vuelves, sabrás que es muy tarde:

tu traición dejó, como huellas y rezos,

un campo de cenizas…

donde jamás volverás a sembrarme.