La tarde me avisó
de que tú, mujer morena, estabas allí.
Corrí, y en la orilla del río te encontré.
Pasamos la noche juntos,
siendo la luna testigo de nuestro amor.
Fuiste mía toda la noche,
desde entonces … desde entonces…
vives dentro de mi
y, no te voy a sacar
aunque, tú… tú, ya te olvidaste de mi.
Te alejaste de mi ser
robando mi corazón,
para dejarlo abandonado
entre las piedras…bajo el sol.
¡Ay, mujer morena!
¿Qué va a ser de mi?
Vuelve al río,
alégrame con tu presencia,
¡húrgame con tus caricias!
que quiero besarte en la noche,
que tus redes me envuelvan
y, me enreden en ti.
¡Vuelve al río mujer morena
para amarnos hasta la saciedad!
Húrgame con tus caricias,
yo, mujer morena,
te amaré sin descanso.
Tú, tú…mujer morena
serás mi remanso.
Vuelve y dime tu nombre
que, yo…
yo no lo sé.
Ay, mujer morena,
vuelve a ser mía,
que tú serás mi remanso.
Por eso yo … yo, te amaré sin descanso.